miércoles, 30 de noviembre de 2011

Las apariencias engañan: El metal otra víctima más


Una noche en Crypto Bar Metal

Las apariencias engañan: El metal otra víctima más

Muchas personas relacionan el gusto por el género metal con la adoración satánica. Puede que el aspecto rudo, los colores básicamente oscuros, el sonido estridente e imágenes de cráneos, crucifijos o letras bañadas en sangre estampadas en sus ropas,  jueguen a favor de lo oculto. Por ello me atreví a desengañarme y pasar una noche en Crypto Bar Metal. La mejor forma de entender que la única adoración de un metal es la música en su totalidad.


Por: Orlando López E.

Sábado por la noche entrando a madrugada del domingo. Busqué entre mis cajones el polo más oscuro y los jeans más ajustados, me los puse y enrumbé hacia Miraflores. Siendo más exacto a una de las intersecciones de la recargada Calle de las Pizzas. En esta oportunidad no podía parecer tan foráneo como la primera vez, en la que resalté gracias una polera de un verde llamativo que traía puesta sin pensar en la ocasión. Sin saber a dónde estaba yendo. No es que la vestimenta sea un requisito indispensable para ingresar, pero de preferencia, si quieres pasar desapercibido, recomendaría llevar un polo negro y unos pantalones que se adapten a un ambiente tenue. Una camisa de franela a cuadros también es una opción. Ya conocía el lugar, al menos había estado ahí unos veinte minutos haciéndole compañía a un primo mío y sus amigos pelucones. Pero esta vez fui por mi propia cuenta, con el único afán de saber qué tan cierto era el mito sobre el metal y su vínculo con el satanismo. Por supuesto la idea también era divertirme y pasar un buen rato. Escuchar música diferente junto a personas que si bien son minoría en comparación a otros estilos, son tan iguales como aquellas que aman el jazz, el flamenco, la salsa o cualquier otro género que agrupe a gente por un sentimiento. Decidido a ingresar al mundo de Crypto abrí bien los ojos para captar cada detalle que acompaña ese mitificado y desgreñado bar .

La cerveza es la bebida preferida en la barra de Crypto.
Por un momento me sentí fuera, probablemente en Inglaterra. Tal vez porque al entrar noté al menos un par de banderas incrustadas en posters y tapas de discos (lógico, pues el origen del metal fue en tierras del Reino Unido alrededor de los 60´s y su resurgimiento más fuerte es conocido como Nueva Ola del Heavy Metal Británico NWOBHM[1]. También puede ser por los hombres parados de a la barra. Con más de un metro noventa de estatura, contextura ancha,  cabello largo y barba pronunciada de color rojizo. Vestidos con casacas de cuero negro. Típicos hombres rudos que sólo había visto en películas donde generalmente son agresivos y no muy cordiales. No lo sé, pero lo que sí sabía era que no estaba en un bar común. De esos donde ves coqueteo, cortejo, vanidad o donde bailas pegadito. Allí no es así. Lo que se percibe es mucho más puro y profundo que eso. Es la pasión por la música, disfrutar, sentir y vivir la melodía y letra de una canción llena de energía que desata movimientos de cabeza, pisadas fuertes y  gritos con voz ronca o chillidos que perforan los oídos como un taladro.

Luego de cinco minutos esperando que la barra se despeje un poco, me acerqué a Julito, el barman del lugar para pedirle una cerveza. Me senté y después del primer sorbo de aquella bebida le pregunté qué tiempo tenía el bar, a lo que extrañado respondió diez años, con voz firme y mirada poco amigable. Como quien  percibe que algo va a pasar. Intuyendo que yo no era de ahí. Luego de mostrarle mi credencial de estudiante y observarla detenidamente sintió una ligera incomodidad por mi visita y mostró un leve recelo por su barra. Prefería asegurarme que esté informado del por qué yo estaba ahí antes que me boten a patadas. Le comenté que ya había estado ahí con un primo, le dije el nombre e incluso el de sus amigos pero parecía no importarle. Unos sorbos más y me acerqué nuevamente. Le pregunté si me permitía tomar unas fotos que acompañarían una crónica del bar hecha por mí. Un trabajo universitario, nada a publicar. Negó con un movimiento de cabeza y dio media vuelta como si estuviera harto de mi presencia. No me quedó mas que seguir observando y buscar conversación con alguien que esté sentado a mi lado, pero viendo los rostros de mis acompañantes tardé un poco en animarme a entablar una conversación. Mis conocimientos sobre el metal eran básicos acercándome al cero. En mi adolescencia había escuchado unas cuantas bandas como: ACDC, Iron Maiden y Rata Blanca. De pronto como milagro escuche una conversación entre dos sujetos que discutían sobre Rata Blanca. Sorprendido intervine preguntándoles si ahí pasaban las canciones de ese grupo, teniendo como respuesta otro movimiento de cabeza negativo y un próximo plan de huida del lugar.

Música y alcohol. La mejor combinación para la noche de un metal.
Por un momento me sentí discriminado y que poco a poco me iba quedando solo. Pensé en irme, hasta que apareció una amiga con la que había estudiado en el instituto. Con ella llegué a la cifra concluyente de que por cada diez hombres hay una mujer que frecuenta el bar. Su compañía ayudó mucho más que a sacar un dato, en realidad colaboró con hacerme ligeramente más aceptado ahí. Tanto así que Julito se me acercó y me dijo que desde hace dos semanas van estudiantes de diferentes universidades con la misma intención que yo, lo cual le parecía un poco raro. Se mostró un poco más cortés y me ofreció la barra para tomarle unas fotos. Ya entrado en confianza le pregunté si él relacionaba el metal con lo satánico y sonrió. Me explicó: “La gente no entiende lo que es el metal, no saben nada. Muchos piensan que es pura bulla, que es simplemente llevar el pelo largo y vestirse de negro. Nos juzgan de sucios, salvajes, vagos y demás. Mira a tu alrededor, todo es limpio. Nosotros aquí respetamos las normas, emitimos boletas e igual se prohíbe fumar. Todos somos iguales, como una familia. No seremos santos, pero tampoco bestias negras”. Puede ser que por eso su atención no fue la mejor en primera instancia. Tal vez ellos son quienes se sienten discriminados. Mal vistos por la gente que los critican sin saber que el metal es una forma de vivir. Una cultura que abarca todas las razas, países, idiomas y creencias. Da libertad a través de la música. Inspira y llena de energía y sirve para desfogar emociones. Sin querer molestarlo más dejé la barra agradeciéndole el gesto. Tomé mi chop de cerveza y empecé a dar vueltas alrededor. Veía y escuchaba lo que la gente decía. Era increíble ver cómo se divertían sin necesidad de verse tan sonrientes. Conforme pasaban los minutos y mi recorrido se ampliaba todo iba tomando color normal. Hasta pude escuchar las mismas bromas que puede tener una mancha de barrio. Se jodían hasta con mariconadas, se escuchaban los mismos chistes y jergas. Era desconcertante pero real.

Se prolongaba mi estancia y me sentía cada vez más parte de Crypto. Sin darme cuenta ya movía la cabeza y hacía mías las canciones en inglés que salían a través de esos inmensos parlantes colgados situados al lado de fotos de las bandas más desconocidas y de nombres más raros que haya visto. Llegada la hora de partida salí de ahí sin encontrar al diablo o a sus chacales, pero teniendo una experiencia diferente. Sintiéndome mitad extraño y mitad miembro de ese templo llamado Crypto Bar Metal. Donde el único ritual es vivir la música al máximo ofreciendo tu vida y noches por ella.



[1] Nueva Ola del Heavy Metal Británico: Movimiento que permitió el aumento de la popularidad del heavy metal durante los 80´s. Reconocido como la época dorara del género en diversas partes del mundo, con mayor influencia en Europa y E.E.U.U. 


Les dejo un video de la visita y presentación de la gran banda IRON MAIDEN en Lima.

2 comentarios:

  1. Este género musical es peculiar, la gente que sigue este estilo, suele ser violenta pero no lo son, el motivo es el rugido de los reefs de la guitarra lo que lleva al éxtasis al metalero. Es por ello que no es cualquier música. Al igual que el reggae o el Hip Hop forman círculos y nuevas formas de ver la vida. Habla bien fierita

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  2. Me parece un lugar locazo. El texto te engancha. Me da ganas de ir y experimentar esta onda que tengo que aceptar no es parte de mí pero que llama la atención.

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