miércoles, 30 de noviembre de 2011

Las apariencias engañan: El metal otra víctima más


Una noche en Crypto Bar Metal

Las apariencias engañan: El metal otra víctima más

Muchas personas relacionan el gusto por el género metal con la adoración satánica. Puede que el aspecto rudo, los colores básicamente oscuros, el sonido estridente e imágenes de cráneos, crucifijos o letras bañadas en sangre estampadas en sus ropas,  jueguen a favor de lo oculto. Por ello me atreví a desengañarme y pasar una noche en Crypto Bar Metal. La mejor forma de entender que la única adoración de un metal es la música en su totalidad.


Por: Orlando López E.

Sábado por la noche entrando a madrugada del domingo. Busqué entre mis cajones el polo más oscuro y los jeans más ajustados, me los puse y enrumbé hacia Miraflores. Siendo más exacto a una de las intersecciones de la recargada Calle de las Pizzas. En esta oportunidad no podía parecer tan foráneo como la primera vez, en la que resalté gracias una polera de un verde llamativo que traía puesta sin pensar en la ocasión. Sin saber a dónde estaba yendo. No es que la vestimenta sea un requisito indispensable para ingresar, pero de preferencia, si quieres pasar desapercibido, recomendaría llevar un polo negro y unos pantalones que se adapten a un ambiente tenue. Una camisa de franela a cuadros también es una opción. Ya conocía el lugar, al menos había estado ahí unos veinte minutos haciéndole compañía a un primo mío y sus amigos pelucones. Pero esta vez fui por mi propia cuenta, con el único afán de saber qué tan cierto era el mito sobre el metal y su vínculo con el satanismo. Por supuesto la idea también era divertirme y pasar un buen rato. Escuchar música diferente junto a personas que si bien son minoría en comparación a otros estilos, son tan iguales como aquellas que aman el jazz, el flamenco, la salsa o cualquier otro género que agrupe a gente por un sentimiento. Decidido a ingresar al mundo de Crypto abrí bien los ojos para captar cada detalle que acompaña ese mitificado y desgreñado bar .

La cerveza es la bebida preferida en la barra de Crypto.
Por un momento me sentí fuera, probablemente en Inglaterra. Tal vez porque al entrar noté al menos un par de banderas incrustadas en posters y tapas de discos (lógico, pues el origen del metal fue en tierras del Reino Unido alrededor de los 60´s y su resurgimiento más fuerte es conocido como Nueva Ola del Heavy Metal Británico NWOBHM[1]. También puede ser por los hombres parados de a la barra. Con más de un metro noventa de estatura, contextura ancha,  cabello largo y barba pronunciada de color rojizo. Vestidos con casacas de cuero negro. Típicos hombres rudos que sólo había visto en películas donde generalmente son agresivos y no muy cordiales. No lo sé, pero lo que sí sabía era que no estaba en un bar común. De esos donde ves coqueteo, cortejo, vanidad o donde bailas pegadito. Allí no es así. Lo que se percibe es mucho más puro y profundo que eso. Es la pasión por la música, disfrutar, sentir y vivir la melodía y letra de una canción llena de energía que desata movimientos de cabeza, pisadas fuertes y  gritos con voz ronca o chillidos que perforan los oídos como un taladro.

Luego de cinco minutos esperando que la barra se despeje un poco, me acerqué a Julito, el barman del lugar para pedirle una cerveza. Me senté y después del primer sorbo de aquella bebida le pregunté qué tiempo tenía el bar, a lo que extrañado respondió diez años, con voz firme y mirada poco amigable. Como quien  percibe que algo va a pasar. Intuyendo que yo no era de ahí. Luego de mostrarle mi credencial de estudiante y observarla detenidamente sintió una ligera incomodidad por mi visita y mostró un leve recelo por su barra. Prefería asegurarme que esté informado del por qué yo estaba ahí antes que me boten a patadas. Le comenté que ya había estado ahí con un primo, le dije el nombre e incluso el de sus amigos pero parecía no importarle. Unos sorbos más y me acerqué nuevamente. Le pregunté si me permitía tomar unas fotos que acompañarían una crónica del bar hecha por mí. Un trabajo universitario, nada a publicar. Negó con un movimiento de cabeza y dio media vuelta como si estuviera harto de mi presencia. No me quedó mas que seguir observando y buscar conversación con alguien que esté sentado a mi lado, pero viendo los rostros de mis acompañantes tardé un poco en animarme a entablar una conversación. Mis conocimientos sobre el metal eran básicos acercándome al cero. En mi adolescencia había escuchado unas cuantas bandas como: ACDC, Iron Maiden y Rata Blanca. De pronto como milagro escuche una conversación entre dos sujetos que discutían sobre Rata Blanca. Sorprendido intervine preguntándoles si ahí pasaban las canciones de ese grupo, teniendo como respuesta otro movimiento de cabeza negativo y un próximo plan de huida del lugar.

Música y alcohol. La mejor combinación para la noche de un metal.
Por un momento me sentí discriminado y que poco a poco me iba quedando solo. Pensé en irme, hasta que apareció una amiga con la que había estudiado en el instituto. Con ella llegué a la cifra concluyente de que por cada diez hombres hay una mujer que frecuenta el bar. Su compañía ayudó mucho más que a sacar un dato, en realidad colaboró con hacerme ligeramente más aceptado ahí. Tanto así que Julito se me acercó y me dijo que desde hace dos semanas van estudiantes de diferentes universidades con la misma intención que yo, lo cual le parecía un poco raro. Se mostró un poco más cortés y me ofreció la barra para tomarle unas fotos. Ya entrado en confianza le pregunté si él relacionaba el metal con lo satánico y sonrió. Me explicó: “La gente no entiende lo que es el metal, no saben nada. Muchos piensan que es pura bulla, que es simplemente llevar el pelo largo y vestirse de negro. Nos juzgan de sucios, salvajes, vagos y demás. Mira a tu alrededor, todo es limpio. Nosotros aquí respetamos las normas, emitimos boletas e igual se prohíbe fumar. Todos somos iguales, como una familia. No seremos santos, pero tampoco bestias negras”. Puede ser que por eso su atención no fue la mejor en primera instancia. Tal vez ellos son quienes se sienten discriminados. Mal vistos por la gente que los critican sin saber que el metal es una forma de vivir. Una cultura que abarca todas las razas, países, idiomas y creencias. Da libertad a través de la música. Inspira y llena de energía y sirve para desfogar emociones. Sin querer molestarlo más dejé la barra agradeciéndole el gesto. Tomé mi chop de cerveza y empecé a dar vueltas alrededor. Veía y escuchaba lo que la gente decía. Era increíble ver cómo se divertían sin necesidad de verse tan sonrientes. Conforme pasaban los minutos y mi recorrido se ampliaba todo iba tomando color normal. Hasta pude escuchar las mismas bromas que puede tener una mancha de barrio. Se jodían hasta con mariconadas, se escuchaban los mismos chistes y jergas. Era desconcertante pero real.

Se prolongaba mi estancia y me sentía cada vez más parte de Crypto. Sin darme cuenta ya movía la cabeza y hacía mías las canciones en inglés que salían a través de esos inmensos parlantes colgados situados al lado de fotos de las bandas más desconocidas y de nombres más raros que haya visto. Llegada la hora de partida salí de ahí sin encontrar al diablo o a sus chacales, pero teniendo una experiencia diferente. Sintiéndome mitad extraño y mitad miembro de ese templo llamado Crypto Bar Metal. Donde el único ritual es vivir la música al máximo ofreciendo tu vida y noches por ella.



[1] Nueva Ola del Heavy Metal Británico: Movimiento que permitió el aumento de la popularidad del heavy metal durante los 80´s. Reconocido como la época dorara del género en diversas partes del mundo, con mayor influencia en Europa y E.E.U.U. 


Les dejo un video de la visita y presentación de la gran banda IRON MAIDEN en Lima.

El amor de un hombre. La naturaleza de un ser


Tema: Cuando los hombres realmente se enamoran
Hipótesis: El hombre cambia de actitudes ante el enamoramiento

El amor de un hombre. La naturaleza de un ser

Por: Orlando López E.

Estar enamorado es “estar en amores”. Podría confundirse muchas veces con ilusión, deseo, necesidad de compañía. A veces suele disfrazarse hasta de cariño. Pero el amor es puntual: es dar todo aquello que nace de tu corazón por alguien, es vivir pensando en esa persona por más que pasen cien años o más. Es luchar, es sufrir, es reír, es simple y llanamente sentir. Estar enamorado puede resultar un tema complejo, por eso se dice que el amor de pareja es sólo para personas inteligentes.

Muchas veces una ideología machista defiende la posición del hombre frente a los sentimientos, mostrándolo como “duro” e insensible. Algo que posiblemente trata de ser implantado desde la niñez con la conocida frase, mencionada por los padres, “los machos no lloran”. Pero ¿qué tan cierto es? ¿Qué tan duro puede ser un varón frente a los sentimientos? Y en especial, ¿el hombre se enamora realmente? Tal vez sea el mismo hombre quien se resiste a mostrar esta ligera debilidad y le cueste aceptar que pierde una lucha contra su propio orgullo cuando llega a tener sentimientos de amor por una mujer. Lo cierto es que sí, eso sucede, el hombre realmente se enamora y cuando eso sucede cambia y eso es visible. Tal vez no todos los hombres se enamoren, pero según estudios son ellos quienes tienen más deseos de compromiso e hijos en comparación con las mujeres.

ACTITUDES REVELADORAS

Puedo afirmar que cuando un hombre se enamora de verdad mueve cielo y tierra por su pareja. Entrega todo lo que tiene por ella. Y esto se refleja claramente en sus actitudes totalmente diferentes a cuando está solo, como por ejemplo: se vuelve más ordenado, puntual, atento, servicial, cariñoso, caballero, pacífico. Y peor aún si está con pareja y de pronto se cruza en su camino alguien que como dirían “le mueve el piso”. El hombre puede estar tranquilo, conformarse con lo que tiene. Simplemente basta que aparezca aquella mujer en la que encuentra esa química que muchos hablan y ¡boom! Estalla, deja de pensar, se le cae el mundo, cambia ante su pareja, desbarata lo que tiene y se delata rápidamente, puesto que el amor de verdad lo transforma y eso se nota fácilmente. Puede empezar a perder los papeles de su machismo y cae en cuenta de que se siente mal por la incómoda posición en la que se encuentra. Lo menciona Haruki Murakami en Al sur de la frontera, al oeste del sol: “A veces pensaba que llorar me produciría alivio. Pero no sabía por qué llorar. No sabía por quién llorar. Era demasiado egoísta para llorar por los demás, demasiado viejo para llorar por mí” (Murakami, 2003 P.97)[1]

CÓMO SIENTEN ELLLOS

Cuando él se enamora no siente esas mariposas en el estómago, tampoco necesita llamar a los amigos para contarles su secreto y hablarles horas de horas sobre ella. Mucho menos los reuniría en su casa haciendo una pijamada de “sólo chicos” para abordar el tema. No, en realidad cuando el hombre se enamora es muy diferente a una mujer. Pero lo que sí siente son unas ganas invasivas de lograr su objetivo. La conquista, que generalmente se planea de manera solitaria y fríamente calculada al mínimo detalle para que nadie lo sospeche. O por lo menos siente la necesidad de conquistarla, así empieza a crear su propia estrategia que tarde o temprano llega a ser descubierta por la magnífica intuición femenina.

CÓMO SUFREN ELLOS

El hombre, al igual que en la conquista, en el sufrimiento prefiere muchas veces pasarla a solas y sacarse ese peso de encima con acciones que revelan su depresión como: beber alcohol en exceso, manejando raudamente. Es decir su manifiesto ante el dolor es algo más centrado en sí mismo y en los límites que necesita romper, en teoría “portarse mal pero sin ser visto”. Es que su orgullo y machismo puede más que cualquier cosa. Cuando llora lo hace en silencio, cuando extraña se lo guarda para sí mismo. Así se sentirá menos débil y vulnerable causando una impresión de que no siente nada, pero en el fondo nadie sabe que está sufriendo y es por amor, por hallarse enamorado.  A diferencia de las mujeres que comparten su dolor con las mejores amigas y liberan todo lo que sienten con tal de olvidar o aliviar la pena. La experta antropóloga, Helen Fisher, aseguró que los hombres son más propensos al suicidio cuando una relación se termina. Estos tienen 2.5 más posibilidades (en comparación con las mujeres) de tomar esa decisión fatal.

ELLOS TAMBIÉN AMAN

Puede parecer difícil de ver, pero si tal vez los observáramos más de cerca y viéramos sus comportamientos a veces tan extraños entenderíamos que solamente tratan de protegerse, de no quedar al descubierto porque dentro de sí saben que sufren y sienten tal como su género opuesto, a su propia manera que puede resultar a veces más dura o más fatal. Tal vez si la sociedad en la que vivimos (machista) dejara de ser así, el hombre podría ser libre de expresarse y sus sentimientos pudieran salir a flote. Siendo una justicia para él tener el derecho de ser y decir lo que siente.



[1] Ver. Haruki Murakami “Al sur de la frontera, al oeste del sol” (Tusquets, 2003, P.97)

Fuentes:
·         MURAKAMI,  Haruki
2003 “Al sur de la frontera, al oeste del sol”: Tusquets

·         FISHER, Helen, antropóloga
“Los mitos sobre los hombres en el amor”

Imagen del libro:


Les dejo un video para que acompañen y puedan visualizar un poco este grandioso libro: "Al sur de la frontera, al oeste del sol"

Crítica de cine: Sofía Coppola


Sofía Coppola

Por: Orlando López E.

Un fin de semana proyectando películas no es necesariamente mi idea de pasarla bien. Recuerdo que cuando era menor solía aprovechar aquellos días de descanso más en las calles que en casa. Pero esta vez me tocó sentarme a ver cómo el arte llegaba a mí y a mis sentidos. No puedo negar que hay películas que me ponen la piel de gallina sean de amor o de terror. Por otro lado algunas películas solo me acompañan en un momento de ocio sin lograr la mínima expresión de mi parte. Pero si algo rescato de ellas es que alguien puso en juego su nombre y creatividad para hacerte vivir una experiencia que más allá de los libros te da el plus de lo visual y auditivo. Tal vez no sea fácil lograr sensibilizar a alguien por medio de sonidos, efectos, enfoques, etc. Pero sí es posible. Si no la historia del cine hubiese sido muchísimo más corta y hoy no existiría.

Viendo las películas de Sofía Coppola: Lost in translation, Somewhere y Vírgenes Suicidasde ( de mayor a menor antigüedad) resuelvo el misterio de chicas, actores y amores platónicos, que tal como en la realidad pasan por momentos difíciles en la vida. Puntos de quiebre máximos que logran encarcelar sus vidas sintiéndose atrapados por errores que los llevan a decisiones y soluciones determinantes. Tal como en Vírgenes suicidas que toman como salida la muerte para evitar hacer sus vidas más miserables de lo que ya eran. También el caso de Johnny en la película Lost in translation, un actor famoso con una vida llena de libertinaje que luego genera en él un pensamiento negativo sobre sus propias actitudes, dándose cuenta de sus propios errores y sintiendo que tal vez sea demasiado tarde.
Si veo algo en particular en las realizaciones de Coppola es el enfrentamiento que tiene cada uno de sus personajes consigo mismo, el tema del autoanálisis y autocrítica en relación a sus vidas, errores y en la superación que manejan para “solucionar” en parte las cosas.  


Escenas como la de Lux con Trip en Vírgenes suicidas en la parte que él la deja sola en medio del campo luego de haber hecho el amor golpean emociones sin necesidad de utilizar la violencia física como medio. Puede resultar algo duro, pero muy bien logrado para lo que pretende Sofía Coppola, ese toque trágico y melancólico. Por otro lado la vida de un actor como Johnny Marco en Somewhere era algo que esperaba, al menos es la idea de quien para mi es famoso y no me sería novedad que esté llena de errores y acciones de poca responsabilidad. Puesto que la mayoría de actores de hoy reflejan aquello y dejan mucho que desear detrás de las pantallas con sus vidas enredadas y públicamente jodidas. Creo que aquí pudo invertir un poco más de características que no encasillen tanto a ese tipo de personaje. En cambio en Lost in translation la nota nostálgica y tragicómica resulta más digerible y semejante a una realidad no muy lejana a nuestras vidas. Lo único malo podría ser una de las últimas escenas cuando nos dejan sin saber qué palabras iban escondidas en ese susurro final de Bob a Charlotte porque nos dejan esperando tal vez saber a ciencia cierta  cómo cierra la historia.


León de oro 2010. Un año de reconocimiento para una excelente labor.
Finalmente estos filmes me hicieron pasar momentos de sorpresa, suspenso, imaginación y desear rotundamente que nunca me pase algo similar. En la parte de sonidos y efectos visuales no quedo muy conforme, pero tal vez las mismas historias no exigían más. Me gustó poco el ritmo de las películas porque pasan lentamente y por ratos algunas escenas hacen que me cuelgue en la nada y llegue a coger un ligero sueño. Pero el mensaje fue captado y Sofía Coppola queda en mí como una realista que impregna fatalidad, nostalgia y otras emociones más que hicieron de mi fin de semana algo pensativo. Por ratos ido en no sé dónde, pero sí sé el porqué. Sería bueno verla cómo se desarrolla en tramas con más acción y menos drama, algo que daría una mejor velocidad y mantenga al espectador pegado pero sin sueño.






Les dejo los trailers de las películas criticadas:








Crítica literaria: Punto de fuga


Punto de fuga
Por: Orlando López E.

Premio Alfaguara 2007
Cuando imagino un punto de fuga en mi mente se dibujan desde pequeños agujeros negros, hasta los más coloridos portales cósmicos que me libran de esas horribles pesadillas repetitivas. O tal vez, esos segundos en los cuales puedo tomar decisiones que me salvan de algún mal. Para Jeremías Gamboa,"Punto de fuga", título de su libro, puede ser la ausencia de sucesos que encierran una historia. Personajes que van y vienen, dentro de estructuras que comprenden fragmentos de vida e introduce al lector en momentos de suspenso y desenlace. Este libro que contiene ocho historias está cargado de misterios sin resolver y dejan mucha incertidumbre. Un estilo particular del autor que pretende meternos y dejarnos pensando en lo que falta. Jeremías es muy descriptivo y emplea en su obra gran cantidad de pausas que nos dejan tiempo necesario para alucinar cada escena que presenta. Tal vez posee esa frescura de un autor joven que puede explicarse de tal manera que llegue a ser entendido por todos.

La sensación que tuve desde el primer cuento o relato era que iba a odiar al autor por haberme tenido concentrado en una lectura que finalmente no me llevaría a nada. A pesar de haberme metido de cabeza en sus historias, Punto de fuga me dejó un gran sin sabor por contarme algo no resuelto. En sus relatos narra acerca de muchas personas que viven tiempos extraños, vidas raras, como la del tal Pineda y su departamento en un edificio solitario y de mala apariencia. Que probablemente pasa por una de las peores experiencias de su vida al llevarse una horripilante sorpresa con un sujeto que tenemos dando vueltas en nuestra cabeza, pero luego de pasar la noche en la casa de su amigo deja el cabo suelto. Te hace imaginar y dudar de lo que podría haber pasado y ni siquiera te guía hacia una alternativa de final. Eso es desesperante y de mal gusto. Por otro lado, Jeremías Gamboa parece ser un gran contador de cuentos. Mantiene un ritmo parejo a lo largo de cada relato y presenta cada acción detalladamente. Su mejor característica podría ser la buena definición de sus personajes como personales reales y comunes. Todos ellos agobiados por la soledad en diferentes pasajes de sus vidas. Se nota el trabajo de investigación realizado por el autor, puesto que expone y emplea muchos insights que al revelarse son perfectamente creíbles. Nada forzado, no hay engaños en sus historias.
Jeremías Gamboa nació en Lima en 1975

A pesar de todo, la lectura me resultó cómoda y rápida, debe ser por su lenguaje de poco enredo y fácil entendimiento. Me gusta la forma en cómo te sumerge en un mundo paralelo y te llena de emociones, pero me irrita el hecho de no saber qué pasa finalmente. No creo que me den muchas ganas de volverlo a leer, sin embargo esperaría más de Jeremías como escritor. Tiene estilo pero le falta cerrar esos círculos necesarios para convertir a sus lectores en fieles seguidores de sus narraciones. Si tuviera que escoger uno de estos cuentos creo que me quedaría con uno de los míos. Eventualmente no serán tan buenos pero me esmero por darles un buen final. Me encanta la idea de saber que los demás se quedan conformes con mi trabajo y no a medias, posiblemente dejarlos deseando más y yo ofreciendo todo lo que tengo por dar.

La estafa del "primo del Puma Carranza"


Mi primera vez
La estafa del "primo del Puma Carranza"

Por: Orlando López E.

Era de esperarse, teniendo nueve años de edad y cursando el cuarto año de primaria en un colegio sacerdotal fui víctima de la primera estafa de mi vida. Como muchos niños antes de salir al mundo, fui entrenado por mis padres durante años para evitar los cuentos más comunes que utilizan los llamados estafadores al paso. Tal vez mi inocencia y confianza en la gente nubló mis ojos ante algo que era evidente para la mayoría de mis amigos, claro que es fácil burlarse y decir “pero cómo no te diste cuenta” cuando tú no estás en los zapatos del timado.

Película "El ladrón de bicicletas" - 1948
Era uno de los últimos días de mis vacaciones de verano y qué manera de terminar ese periodo de vagancia plena. Luego del almuerzo, había hecho mi aparición en la cuadra más popular del barrio montado en la bicicleta de mi primo, la cual había tomado prestada mientras él estaba distraído con su noviecita de turno, de pronto me uní a una pareja de hermanos amigos míos que estaban haciendo carreritas dándole vueltas a la manzana, típico. Todo iba bien, incluso iba ganando por buena ventaja, hasta que de repente un tipo se me cruza en el camino y me dice: ¡hey detente! Yo obediente me detuve y al frenar mis amigos me pasaron continuando con la carrera. Ya teniendo al hombre en frente me dijo: estoy buscando chicos que quieran jugar fútbol para mi equipo. Yo, que para aquel tiempo era poco fanático de ese deporte, le dije que no era de mi interés porque no sabía cómo se jugaba. Astuto él, me dijo que no habría problema siempre y cuando yo quiera participar y ser campeón. He ahí el problema, yo no sabía decir NO y combinado con mi espíritu competitivo me dejé llevar por el entusiasmo y acepté el reto. Es decir pisé el palito.

Luego de un rato de conversación y notándome un poco dubitativo me preguntó: ¿tú conoces al “Puma Carranza”? y bueno yo podía no saber de fútbol, pero el Puma era el Puma así como: “La U es la U”. Por supuesto, le respondí, a lo que él rápidamente me dijo: bueno yo soy su primo y me ha pedido que junte un grupo de chicos de tu edad para llevarlos a entrenar al Colegio Claretiano. ¡Bingo! ¡Ese era mi colegio! Entonces fue cuando se me dibujó una sonrisa en el rostro y empecé a soñar, puesto que en el Claretiano no me seleccionaban pero ni para alcanzar las botellas de agua.

Mis amigos estaban en plena carrera y esta vez era yo quien los detenía, ellos pararon y les comenté sobre la gran propuesta que tenía el primo del Puma Carranza para nosotros, pero sin pensarlo dos veces se negaron y siguieron manejando su bicicleta hasta completar su objetivo. Pasaban los minutos y no conseguía más adeptos para la situación, no sabía si lo hacía para sentirme acompañado o para sentirme menos comprometido con el hombre que seguía cada movimiento que daba. No puedo negar que por un momento se me cruzó la idea de que podría ser una estafa, pero mi confianza podía bloquear ese absurdo pensamiento que finalmente podría haberme salvado de la paliza que me dieron esa tarde en casa, además de la burla durante años por parte de mis amigos del barrio. Luego de haberme entretenido por más de una hora, el tipo me condicionó diciéndome que para poder ingresar al equipo tenía que correr y dar una vuelta a la manzana en el menor tiempo posible, claro que sin la “bici”. Fue entonces que empecé a correr como nunca, tanto así que Forest Gump era un chancay de a veinte. La sorpresa fue que al regresar al punto de partida, el primo del Puma Carranza no estaba y obviamente mucho menos la bicicleta. Por unos minutos no sabía qué había pasado, luego sentí que en mi frente llevaba pegado un cartel que decía: tonto. La angustia que viví en ese momento era incalculable. Esa vez fue la primera vez que fui estafado cruelmente y al mismo tiempo fue el momento en el cual aprendí a decir NO. Hoy lo puedo contar libremente como anécdota, pero hasta los dieciocho años me costó mantener aquella experiencia lejos de las reuniones y recuerdos de la infancia de todos mis amigos. A veces es mejor aprender a la mala que simplemente ser un espectador de aquellas historias, de las que pensamos nunca nos pasará. Dicen que cada minuto nace un tonto, pero la vida y experiencias como la mía se encargan de hacer a ese tonto un poco menos confiado.

A continuación les dejo un enlace de la película "El ladrón de biciletas". Dudo mucho que este sea el caso del estafador de mi historia, pero es una gran obra cinematográfica que es digna de apreciar y recordar.

¡Bienvenidos!



Bienvenidos a erreachenegativo. Un espacio destinado a la creación y recopilación de diversos artículos, elaborados con el único fin de pulir los géneros periodísticos aprendidos dentro de la carrera de Comunicación Integral. Además de dar a conocer parte de mi vida y punto de vista acerca de diferentes temas: libros, autores, directores de cine y más. También algunas crónicas y perfiles de los más peculiares personajes y lugares, con los que pretendo informar y entretener sobre lo que sucede en nuestra querida y pluricultural Lima. 


El nombre de este blog surge a raíz de mi vínculo sanguíneo (RH-), que de manera curiosa es el mismo de mis antepasados, quienes alguna vez fueron reconocidos escritores. Como el caso de mi bisabuelo José Amador Añazgo Aparicio, editor y director de las páginas locales del diario "El Comercio". Esto me hace pensar que el arte de escribir, muchas veces se relaciona con el ADN que llevamos gracias a nuestros ancestros.


Esperando encuentren textos de su agrado, me despido dándoles una cordial bienvenida a mi sangre, mi espacio, mi mundo. 


Richard Bach, narrador: "Un escritor profesional es un amateur que no se rinde"